Las sagradas partituras del sacerdote José Castiñeira Pardo

Las sagradas partituras del sacerdote José Castiñeira Pardo

José Castiñeira Pardo estaba en Roma cuando Juan XXIII convocó el Concilio Vaticano II, en enero de 1959. El lucense se había ordenado sacerdote seis años antes. Ya conocía el Vaticano de una etapa anterior. Había logrado una beca para estudiar Filosofía en la Universidad Gregoriana en los años 40, pero una enfermedad le revolvió la salud y comprendió que no hay medicina que cure con más eficacia que la casa materna. Volvió a Aspai (Outeiro de Rei), donde había nacido en 1928.

Recuperadas la fuerza y la confianza estudió Filosofía y Teología en el seminario de Lugo. El Vaticano lo reclamó. Estaba siguiendo unos estudios tan elevados como complejos, relacionados con el canto gregoriano, por un lado; armonía, composición y dirección, por otro, cuando el llamado Papa Bueno entendió la necesidad de que la Iglesia transpirase amor por sus muros y se acercase al pueblo.

Castiñeira regresó a Lugo un año antes de que empezase el concilio -que duró de 1962 a 1965-,pero sin duda lo siguió con interés. Luis Varela Castiñera comenta que él tenía ocho años cuando su tío falleció, pero no se le ha olvidado que le enseñó a tocar sus primeras notas en un pianino que tenían en la casa familiar del encuentro entre la Ronda de la Muralla y Bispo Aguirre.

"Lembro tamén que sempre levaba caramelos nos petos", añade Luis Varela, que es prefecto de música, como lo era su tío. "Tiña moitas cualidades humanas. É fermoso que 34 anos despois do seu pasamento haxa tantas persoas que recorden a súa sinxeleza e humildade, a pesar da súa cultura profunfa". Asegura que hay personas que lo paran por la calle "e que se emocionan como se falase dunha persoa importante na súa vida, coma se fose o seu pai". Para él, el ejemplo de su tío fue decisivo para que se sintiese motivado a dedicarse al oficio religioso y a la música.

Además de iniciar al pequeño Luis en el pianino, José Castiñeira realizó una labor extensa y poderosa de promoción musical. Fue profesor de música del Seminario, donde dio nuevo impulso a la Schola Cantorum; creó también la Coral del Círculo de las Artes, que dirigió durante seis años, y la Coral Polifónica de Lugo, perteneciente a la Diputación Provincial. Su labor más notoria en el campo musical fue reestructurar Orfeón Lucense en 1982.

Varias composiciones del experto lucense sonaron en una misa que se celebró este domingo en su recuerdo, con la intervención del Orfeón Lucense en la catedral, seguida de una ofrenda floral en el cementerio del propio templo y otra en el busto que se le dedicó en la plaza Horta do Seminario.

La celebración es un homenaje anual para "poñer en valor a súa obra musical e pedagóxica", apunta su sobrino.

Luis Varela indica que esta música tiene el estilo de su tío, "que foi un dos primeiros autores en adaptar a nova doutrina conciliar do Vaticano II, que avogaba por unha maior implicación do pobo, polo que el compón misas para coro e tamén é dos primeiros autores que inclúe o galego na liturxia e fai cantos para misa que están en lingua galega".

Fuente: El Progreso / Versión Papel